lunes, 2 de marzo de 2009

EL DESARROLLO SOCIAL

Los seres humanos son una especie muy social, van organizándose en diferentes grupos y desde temprana edad muestran la necesidad de interactuar con los demás. Algunas de estas relaciones sociales establecidas son ocasionales, breves y sin consecuencias pero otras como las que se desarrollan con los miembros de la familia y ciertos amigos durarán muchos años y pueden influir de forma importante en el posterior desarrollo del niño y en su personalidad (Ainsworth, 1989; Hartup, 1989b.)

El desarrollo social durante los dos primeros años de vida es especial en varias formas importantes. En primer lugar aunque los niños finalmente lleguen a tener muchos contactos sociales –familia, amigos, profesores, etc.- el mundo social del bebé está formado generalmente por solo unos pocos individuos importantes como la madre, el padre y los hermanos. En segundo lugar a pesar del reducido numero de personas, estas relaciones iniciales parecen ser muy influyentes y tener efectos a mas largo plazo en el desarrollo social, personal e incluso cognoscitivo que muchas de las relaciones que el bebé pueda tener posteriormente. Finalmente los niños parecen desarrollar fuertes relaciones emocionales –especialmente con la madre pero también con el padre y otras personas- mas fácil e intensamente durante los años de la primera infancia, sugiriendo que el primer desarrollo social está íntimamente ligado al desarrollo emocional, y puede implicar otros procesos psicológicos diferentes de los que funcionan con posterioridad en la vida.

Explicación del primer desarrollo social desde la teoría:

-Etológica: Se han preocupado mas naturalmente por los orígenes evolutivos del desarrollo, argumentando que las conductas sociales que se observan en los bebés y sus cuidadores representan millones de años de adaptación gradual al entorno (Eibl- Eibesfeldt, 1989; Hess y Petrovich, 1991.)

Consideran que debido a la vulnerabilidad de las crías humanas el proceso de selección natural ha proporcionado bebés y madres con conductas innatas diseñadas para asegurar la supervivencia del bebé (Bowlby, 1969, 1980; Moltz y Rosenblum, 1983.)

El bebé ha sido evolutivamente programado para: mantener cerca de su cuidador principal y motivarle para que le brinde los cuidados adecuados. Algunas conductas con las que logra dichos objetivos son el llanto, actividades locomotoras (gatear o correr), la sonrisa, la vocalización y el mantenimiento del contacto visual, entre otras. Incluso algunos etólogos creen que la apariencia física del bebé puede servir también para mantener las interacciones con la madre (cuidadora principal) porque a ella le parece de forma innata “bonito” (Alley, 1983; Fullard y Reiling, 1976; Hildebrandt y Fitzgerald, 1979). También proponen que se fomentan los cuidados adecuados cuando los bebés reducen las muestras de angustia como reacción a la atención de la madre, por ejemplo al dejar de agitarse cuando la madre le coge.

El cuidador presumiblemente también tiene mecanismos innatos para hacer lo necesario para la supervivencia del bebé. Su trabajo es “leer” las señales del bebé y decidir qué está mal, qué hacer y cuándo. A estas conductas los etólogos las llaman “Pautas de acción modal” y consideran que son provocadas por los estímulos del entorno.

-Basada en la influencia del entorno en el aprendizaje:

Estos teóricos no niegan que los niños y sus madres posean reacciones innatas que puedan contribuir a los primero cuidados y a los procesos de apego[1]. El principal interés de estos teóricos es la socialización del bebé, proceso por el cual la conducta del bebé se moldea para encajar con los papeles, creencias y expectativas sociales (Maccoby, 1992; Maccoby y Martín, 1983).

Según el punto de vista de esta corriente las conductas sociales cuidador-bebé son resultado de la interacción entre los dos individuos, influyendo cada uno en la conducta del otro. En vez de apelar a mecanismos especiales evolutivos, consideran que estas interacciones pueden explicarse por procesos de aprendizaje social, que incluyen procesos de refuerzo, castigos y aprendizaje por observación (Gewirtz y Pelaez – Nogueras, 1992ª; Hay et al, 1985). Por ejemplo esta aproximación sostiene que la razón por la que las bebés realizan conductas que fomentan que la madre se les aproxime y permanezca cerca es que estas conductas dan como resultado un refuerzo positivo o un refuerzo negativo, sucediendo lo mismo en el caso de las conductas del cuidador.

-Cognoscitiva del desarrollo:

Esta teoría sostiene que para entender el primer desarrollo social de los niños sería necesario buscar los procesos cognoscitivos que subyacen a las conductas sociales. Algunos teóricos creen que los niños y cuidadores desarrollan unos modelos internos de trabajo recíprocos y los utilizan para interpretar los hechos y predecir lo que sucederá (Bowlby, 1969; Bretherton, 1987, 1990, 1993; Pipp, 1990).

Utilizando un modelo de “aprendizaje” y un proceso de participación guiada, el bebé y el cuidador se dedican juntos a una actividad, dirigiendo el adulto al principio la experiencia de aprendizaje y transfiriendo gradualmente el control y la responsabilidad al niño. Según Vigotsky, los niños adquieren instrumentos que les ayudaran a desarrollarse. Entre estos instrumentos se cuentan las otras personas del entorno social del niño; Aproximadamente al año de edad los bebés intentan cada vez mas manipular a los adultos para que les ayuden a conseguir sus objetivos utilizando técnicas tales como las expresiones faciales, vocalizaciones y diversos tipos de gestos (Roggoff et al 1992).

Bibliografía:

Vasta, Harth y Miller. Psicología Infantil, 1996
Barcelona, editorial Ariel Psicología, capitulos 12 y 2.
[1] Entendido como aquel vínculo afectivo establecido entre el niño y su cuidador. (Bowlby)

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